Veintitrés socios salimos en autobús desde Oviedo, Gijón y Avilés en dirección a La Coruña, el viernes 24 de septiembre, con el fin de ver en el Palacio de la Ópera el conocido título de Donizetti “La Fille du Regiment”, que protagonizaban Patrizia Ciofi y nuestro admirado Celso Albelo. Tras una breve parada en Casa Consuelo (Otur), y otra en una estación de servicio ya cerca de nuestro destino, llegamos sin problemas al Hotel Riazor en la bella capital coruñesa.
Tras la toma de posesión de las habitaciones y demás, un grupo de viajeros nos acercamos a la “Pulpería de Melide” donde habíamos encargado mesa. Una sencilla y sabrosa comida a base naturalmente de pulpo a la gallega y vino de Ribeiro, y las atenciones del personal de la casa, nos dejaron en inmejorables condiciones para, tras el merecido reposo, acercarnos al Palacio y saludar a Celso Albelo, en los camerinos, poco antes de la función. De lo que dio de sí la ópera nos ilustra la crítica aparecida en La Nueva España pocos días después, a la que nos remitimos.
Al día siguiente teníamos apalabrada una comida con Celso, su mujer Virginia Wagner, y sus padres, que acompañaban al tenor en esta ocasión. El sitio, el restaurante “Yéboles”, viejo conocido nuestro, que regenta con profesionalidad y sabiduría Julio Acevedo. La comida fue muy agradable y Celso, a los postres y tras unas palabras de nuestro presidente, nos obsequió con una Jota rematada con un Re bemol que nos dejó “patidifusos”. Tras las despedidas de rigor el grupo se dispersó y cada uno ocupó la tarde y noche según sus apetencias.
El domingo salimos pronto de La Coruña, pues teníamos programada a las 13:30 una visita en Luarca al Aula de Mar. Llegamos puntualmente y su director, Luis Laria, nos atendió con erudición y amabilidad, informándonos de muchas cosas relacionadas con las especies marinas, y por supuesto con los calamares gigantes, que son la principal atracción del museo. Poco nos podíamos imaginar que mas o menos un mes mas tarde un fuerte temporal propició que la fuerza de las aguas casi arrasara el edificio, causándole serios daños, y haciendo necesaria una costosa reparación.
Tras la comida que hicimos repartidos por varios de los restaurantes de la Villa Blanca de la Costa Verde, como se conoce a Luarca, nos volvimos al autocar y sin mayores novedades este nos dejó en los distintos puntos de destino.