Crónica viaje Madrid-Mónaco del 26 al 31 de Marzo de 2011

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Un agradable viaje en el ALVIA nos trasladó puntualmente a Madrid, donde sin novedades dignas de mención nos alojamos en el Hotel Ambassador, en la Cuesta de Santo Domingo, al lado del Teatro Real. Los viajeros ocupamos el tiempo libre del sábado por la tarde y del domingo por la mañana en diversas actividades, entre las que las visitas a los diversos museos de la capital de España se llevaron la palma. A las cinco de la tarde del domingo reunión en el hall del hotel para repartir las entradas y ¡al teatro!

La función del Werther de Massenet estuvo mejor de lo que esperábamos en lo musical, con una sobresaliente actuación de la orquesta magníficamente conducida por Emmanuel Villaume. Los aspectos escénicos, fuera de época y absurdos a lo largo de toda la función, pasaron desapercibidos por la bondad de las interpretaciones vocales de los intervinientes entre los que destacó el encendido Werther de Giuseppe Filianoti, en la estela de un Nicolai Gedda en lo interpretativo, aunque con mayor belleza de voz.

Luego de la función nos reunimos a cenar en la Taberna Real, donde contamos con la grata presencia de nuestra buena amiga la soprano Auxiliadora Toledano, una encantadora «Sophie» tanto en lo vocal como en lo escénico, que estuvo acompañada por su madre. También asistió a la cena el tenor asturiano Joaquín Pixán, residente en Madrid y amigo de varios de los presentes.
El madrugón del día siguiente nos situó relativamente temprano en Niza, y poco después llegábamos a Mónaco, nuestro destino. Espléndido y céntrico el hotel, y rápida la asignación de habitaciones, enseguida los viajeros nos dispersamos por el pequeño Principado. Unos pocos tuvimos la fortuna por la tarde, de manera sorpresiva, de asistir al ensayo general del Rigoletto, para cenar posteriormente con nuestro Duque de Mantua favorito, Celso Albelo. Le acompañó su representante Alessandro Ariosi, con el que aprovechamos para precisar algún detalle de nuestro concierto homenaje a Alfredo Kraus de este año, al ser también el representante del gran Leo Nucci.

El martes amaneció espléndido por cierto, y todos los excursionistas visitamos Niza, localidad que recorrimos con cierto detalle, siguiendo las explicaciones de Fátima, nuestra espléndida guía. Tras comer en dicha localidad, nos acercamos a Cannes, donde visitamos el Palacio donde se celebra el famoso festival de cine y algunos tomamos tranquilamente café en la terraza del Hotel Carlton. A media tarde vuelta al hotel y tras un pequeño descanso otro paseo por Mónaco y a cenar.
Al día siguiente, algunos fuimos por la mañana a conocer la parte vieja de Mónaco, en donde se ubica el Palacio del Príncipe, la catedral y el Museo Oceanográfico, y desde donde se disfruta de unas excelentes vistas del Principado.

Por la tarde la representación del Rigoletto verdiano. El teatro, en realidad una sala del Casino, es pequeño, pero espectacular en cuanto a magnificiencia y decoración. Para muchos de los asistentes el mas bonito de los que llevamos vistos en nuestros viajes. La representación fue también de alta calidad en lo musical y solo soportable en lo escénico. Estupendos el Duque, Celso Albelo, y Rigoletto, George Petean, excelente barítono al que no teníamos “fichado” y que nos sorprendió agradablemente. El público, excesivamente frío o poco entendido, no aplaudió todo lo que los artistas merecieron, en opinión de muchos de nosotros.

La cena posterior, a la que asistió invitado Celso, fue muy agradable y terminó en medio de grandes risas gracias a los buenos oficios como “contadora” de chistes de Dolores Valle.
Sin incidentes dignos de mención al día siguiente hicimos el viaje de vuelta vía Madrid entre los dos Principados. El de Mónaco,  nos dejó a todos un buen sabor de boca.